Gustave Caillebotte no es muy conocido. No necesitaba vender, pintaba por placer.Pero, como era muy perfeccionista, participó en varias exposiciones impresionistas, las financió, ayudó económicamente a sus colegas cuando estaban en la mala y donó su colección a Francia. El testamento, bueno, trajo varios problemas.
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Caillebotte, Balcón en el Boulevard Haussmann
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